Y vos amor que sabés que mi debilidad es la novedad, ahora entonces cambiás. Pero cambiar no es primicia ni noticia. Cambiar como vos cambiás me da ganas de vomitar.
Me voy a quedar postrada forever. Tengo todo el cuerpo inválido, invalidizado, inamobible. Nonvalidece crónica. Y, para colmo, me quedé medio sorda de un oído. No sé si será la luna. O será el placard abierto, con el espejo que tira ondas raras. Igual me miro todo el tiempo y me encanta cómo tengo el pelo. Estoy en un pastelito frito de 25 de Mayo, pero con síntomas paranormales, como en unas imágenes "reconstructivas" de Infinito. Me cago en las patas, entra un sonido que al final es un ronquido. Rescato del insomnio, solamente, la reflexión que leo, y a la que adhiero: ¡Cuidado con confundirme con esos predicadores de la igualdad! Pués mi noción de la justicia ésta: los hombres no son iguales."
Y fue en ese instante que, con mi amiga la Puntana, desciframos la Verdad acerca de los perros policía. La Verdad acerca de los perros polícia es que no son ellos los botones. Desenmascaramos al perro azul. La Verdad es que, ese día, nos venían ladrando: "¡corran chabonas! ¡venimos con la gorra!" Y otra vez más, de nuevo, se dijo: el perro es el mejor amigo del hombre.